
Transformando vidas a través del deporte y el discipulado
Sobre Nosotros

Transformando vidas a través del deporte y el discipulado
Gary - Marcela
En JUCUM Pichilemu creemos que el deporte puede ser mucho más que una actividad física. Es una herramienta poderosa para conocer a Dios y darlo a conocer. Nuestra Escuela de Discipulado y Entrenamiento (EDE) de Deportes está diseñada para personas que quieren crecer en su relación con Dios mientras desarrollan su cuerpo, alma y espíritu.
Durante cinco meses, los estudiantes se sumergen en una aventura de transformación: tres meses enfocados en formación espiritual y dos meses sirviendo a comunidades dentro y fuera de Chile. Todo esto acompañado de entrenadores y líderes apasionados por Jesús y el propósito de vida.
1993
Nace la base de JUCUM Pichilemu, Chile
2020
Primera Escuela de Discipulado y Entrenamiento de deportes
2024
Impacto global, estudiantes de más de 15 países han pasado por la escuela, llevando el mensaje de Jesús a distintas culturas a través del deporte y la vida en comunidad.
NUESTROS DIRECTORES
GARY Y MARCELA
Gary y Marcela son los directores de la EDE de Deportes. Con años de experiencia en liderazgo y un corazón lleno de pasión por los jóvenes, han dedicado sus vidas a ver a las personas transformadas por el amor de Dios.
Su visión es clara: levantar una generación que escuche la voz de Dios, viva en obediencia y use todo lo que tiene –incluido el deporte– para impactar al mundo con el evangelio. Su acompañamiento cercano, sabiduría y alegría contagiosa son parte del corazón de esta escuela.

01.
Comprometidos con Jesús
Amamos a Jesús y vivimos para hacerlo conocido en cada rincón del mundo, empezando por quienes nos rodean.
02.
Apasionados por las personas
Creemos en relaciones reales. Amamos servir, escuchar y acompañar a otros en su proceso con Dios.
03.
Excelencia con humildad
Nos esforzamos en todo lo que hacemos, no para impresionar, sino para reflejar el carácter de Dios en cada detalle.
04.
Unidos por una misión
Somos un equipo diverso con una misma meta: llevar el amor de Dios a través del deporte y el discipulado, conociendo primero a Dios para hacerlo conocido.





